Salud y Ambiente

Salud y Ambiente

Puerto Rico Agoniza

En estos días, en que llenar el tanque de gasolina nos cuesta cada vez más, la gente comienza a tener mayor conciencia de las implicaciones que conlleva la escasez petrolera.  ¿Qué pasará el día en que se agoten los combustibles fósiles (gas natural, petróleo, y carbón)?, me preguntaba un paciente alerta, a sabiendas de mi interés especial en los asuntos ambientales.  Mi contestación medio improvisada fue escueta: ¡Qué pasará si no se agotan pronto!

 

En el globo terráqueo quedan reservas de petróleo para un siglo adicional y carbón para varios centenares de años, según estimados.  Lo que no queda es suficiente agua y aire para almacenar todos los desperdicios de esa combustión – los llamados gases de invernadero Bióxido de Carbono, Oxido Nitroso y Amonia.  Se sabe que  nuestro planeta recibe luz solar que nos calienta y el resto de esa energía es reflejada al espacio exterior manteniendo un delicado balance térmico.  Durante los últimos cincuenta anos, tras la quema voraz de petroleo, gas, carbon y leña, enormes cantidades de gasesse han acumulado en la atmósfera, impidiendo el enfriamiento terráqueo.  Hoy se acepta fuera de toda duda que el planeta se está calentando de forma alarmantemente rápida.  La temperatura promedio en Fairbanks, Alaska por ejemplo ha aumentado 3.6 grados Fahrenheit en 10 anos.  Como resultado, tanto montañas con nieves perpetuas como los casquetes polares se está derritiendo.  Poblados costeros serán cubiertos de aguas en pocas décadas.  Las aguas del mar están en ascenso.  La producción de alimentos, estrechamente vinculadas al clima se verá seriamente afectada.  Los huracanes como Charles y francés serán cada vez más violentos por el calentamiento del mar.

 

¿Qué hacer?  Hay que actuar en dos direcciones, primero reduciendo la emisión de gases cambiando los hábitos de consumo y aumentando la recaptacion de Bióxido de Carbono mediante reforestación masiva.  Los árboles y vegetación no solamente atrapan carbono sino que bajan la temperatura.  Reducen además, la descarga de sedimentos al mar que reduce la subida del nivel, a la vez que protege el plankton (flora marina) que también capta carbón y alimenta a las cadenas alimenticias de crustáceos y moluscos, con aumento en la deposición de carbonato calizo.  Asi se formo la Región del Carso del Norte.

 

Toda esta explicación, simplificada por la reducción de espacio, nos trae a Puerto Rico con 3,600 millas cuadradas, 4 millones de habitantes y un desprecio y maltrato al medioambiente digno de profunda preocupación.  De acuerdo al Dr. Mollinelli, profesor de Ecología y Ciencias Ambientales de la UPR, admitiendo que no existen estudios ni cifras oficiales, mas de 1 millón e cuerdas, una tercera parte de nuestro territorio ya ha sido devastado para la construcción tipo desparramamiento urbano.  Estas cifras van en aumento desenfrenado.  Nuestros recursos de agua en una Isla donde la lluvia es abundante, son amenazados.  La sedimentación de embalses, torna en pantanos sin agua.  La escorrentía hace estragos en el suelo.  Nuestros recursos agrícolas son dilapidados.  La diversidad biológica extinguida.

 

Como si esto fuera poco, se buscan salidas tecnocratitas a esta anarquía rampante, con descabelladas propuestas de incinerar cientos de miles de toneladas de basura contaminada aun más el agua, el aire y la tierra.

 

En el Comité de Salud Ambiental del Colegio de Médicos-Cirujanos de Puerto Rico, tenemos plena conciencia sobre esta Apocalipsis.  De ahí surge este escrito.  ¿Puede haber salud, calidad de vida con un escenario de devastación de esta magnitud?  Tiene acaso el hombre (mujer) actual una visión clara del mundo que queremos o sencillamente hemos tirado la toalla para que la jauría de buitres del “desarrollo y crecimiento económico” satisfagan su voraz y enfermizo  apetito por el dinero.

 

Para muchos, no estamos hablando aquí de medicina, para otros como el autor, solo puedo añadir que solo sobre la vida puede existir medicina.  Lo otro se llama necrofilia.  Es decir muerte.

 

DR. PABLO E. SEGARRA
COMITÉ SALUD AMBIENTAL